Pensar en armonía presupone una serie de preceptos que no siempre han de seguir así. Pensar en armonía es, sin dudarlo, pensar en equilibrio, proporción, en pausas, combinaciones, en diferencias dialogando para formar una unidad. Pensar en armonías entonces, puede ser pensar en contrastes de lo mismo. Por lo cual, pensar en monocromía también es pensar con armonía.

No es un secreto que hay una tendencia clara, tanto en el interiorismo así como en el diseño gráfico e industrial, a reducir la paleta de color, talvez en un intento reinterptretar el minimalismo o el reduccionismo, pero llevado más allá. Es entonces cuando el monocolor, se hace presente para dotar de una nueva manera de hacer las cosas.

Teorizando sobre el tema, es relevante mencionar que la armonía monocolor no sólo debería generar un diálogo entre los objetos a partir de las diferentes tonalidades de un color sino además, jugar con distintos acabados y contrastes que ofrece un material a partir del color empleado. En términos musicales, si sólo dotáramos al proyecto de tonos de lo mismo lograríamos una melodía, sin que ello presuponga que está mal, sin embargo la armonía logra un equilibrio en las proporciones entre las distintas partes de un todo. Lo decimos con el fin, que es preciso cuidar, no car en la monotonía, pues como el término dicta aburre, cansa de tan constante. La línea entre ambas es sumamente delgada. En resumen, la armonía monocolor, como en la música, es una cuestión de acordes simultáneos para logran simplicidad y belleza.

Ejemplos hay muchos, sin embargo creemos que no es pertinente hablar de proyectos en concreto en éste momento, pues seguramente analizaremos posteriormente. Pero al problematizar sobre el tema, nos permitirá dar un marco para futuros analisis y detectar con mayor rapidez este tipo de tendencias, y por que no, sumarnos a ella. Sin duda, a lo largo de este año veremos en distintos lugares armonías monocolor en ferias, tiendas, exposiciones, etc. Habrá que estar muy atentos.